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Los coches eléctricos en la historia de Volvo Cars

¿Sabías que el primer coche eléctrico Volvo se lanzó en 1976? Acompáñanos a lo largo de nuestro viaje por los coches eléctricos desde principios de los 70 hasta el presente.

En 1976 ya remarcabamos la importancia de cargar los coches eléctricos con electricidad climáticamente neutra.

Hans Hedberg, director de Patrimonio de Volvo Cars, se para frente a uno de los dos primeros vehículos eléctricos de Volvo, un pequeño dispositivo que se asemeja a una caja de cartón con ruedas. Es uno de los cientos de ejemplares del Museo Volvo en Arendal.

Hace algunos años, dejó atrás una vertiginosa carrera como periodista del mundo del motor y se convirtió en director de Patrimonio de Volvo Cars Heritage.

«Formo parte del equipo de la marca y me aseguro de reflejar nuestros valores principales en el futuro eléctrico», afirma Hans. «Tenemos una tradición de 95 años en la fabricación de coches y hemos pasado a formar parte de la cultura sueca. Eso nos hace únicos, de una forma con la que muchos de nuestros competidores solo pueden soñar».

«Como suecos, nos resulta fácil no reparar en la importancia de Volvo», prosigue Hans. «Especialmente para mí, que nací y me crié en la zona, cerca de Volvo Cars. Pero ahora que he viajado por ahí y he probado casi todos los vehículos que hay, he adquirido una perspectiva externa. Volvo es una marca de la que me enorgullezco».

 

Como fabricantes de coches, somos parte del problema, así que tenemos que ser parte de la solución.

El Elbil (que significa coche eléctrico en sueco) de Volvo de 1976 lo financió en parte Televerket (la empresa de telecomunicaciones sueca). Por aquel entonces, las empresas de coches hablaban sobre la inyección, los catalizadores y los turbocompresores. A pesar del debate nacional sobre los coches eléctricos y el desarrollo temprano de vehículos eléctricos limpios por parte de lo que por aquel entonces se denominaba Volvo Personvagnar, el interés del público era reducido.

Los coches eléctricos se percibían como algo lento, pesado y complejo de cargar, y no se tomaban en serio por aquella época, en comparación con los vehículos con motores de combustión, cada vez más eficientes y menos perjudiciales para el entorno. Aquello era una pena, ya que los dos primeros coches de servicio totalmente eléctricos de Volvo cumplían su cometido: recorrer distancias breves para entregar correo y ayudar al personal de Televertket en Gotemburgo sin generar emisiones.

En la nota de prensa del otoño de 1976 se subrayaba la importancia de cargar el Elbil con electricidad climáticamente neutra. Doce baterías de seis voltios alimentaban los vehículos y les proporcionaban una autonomía de 50 kilómetros, o dos horas de conducción. La documentación de los 80 y principios de los 90 dejan claro que las ventajas y los desafíos de los coches eléctricos eran entonces los mismos que los que observamos hoy. Se consideraban más respetuosos con el medio ambiente, más silenciosos, más baratos de mantener y con una vida útil más prolongada. El desafío residía en la batería.

Hans Hedberg, heritage manager at Volvo Cars

Hans Hedberg, director de Patrimonio de Volvo Cars

Un concept car de lujo
En una convención de automóviles de 1992 en París, Volvo Cars expuso su lujoso concept car ECC. A pesar de que su solución híbrida, con un motor eléctrico y una turbina de gas, fue realmente impresionante, fue su diseño, tendente ya al modelo S80 posterior, lo que recibió un mayor grado de atención.

En retrospectiva, en el año 1995 se produjo un avance más interesante desde el punto de vista de la electrificación. Aquel fue el año en el que Volvo Cars presentó un prototipo basado en el innovador modelo 850 introducido cuatro años antes. El Volvo 850 era único, con su tracción delantera y sus airbags laterales, y se publicitó como «el coche más seguro del mundo».

Hans explica que el Volvo 850 fue la inversión industrial más significativa de Suecia en el momento y que incluía una solución eléctrica.

Un híbrido adelantado a su tiempo
El prototipo HEV 98 era un híbrido de carga que funcionaba prácticamente igual que los híbridos de carga modernos, con un motor eléctrico recargable y un motor de combustión estándar. Se desarrolló para cumplir un requisito legal en los Estados Unidos que, al final, no llegó a implementarse nunca.

«Desde mi punto de vista, el HEV 98 resulta fascinante», afirma Hans. «Con una autonomía de la batería de 85 kilómetros, una autonomía total de unos 400 kilómetros y un paquete de batería bien equipado, era un modelo que apareció demasiado pronto, era demasiado bueno para su época. El prototipo en sí se puede conducir perfectamente. Al iguar que muchos de nuestros concept cars, se condujo durante cientos de kilómetros para realizar pruebas».

Sin embargo, a medida que desarrollaba completamente el híbrido de carga, Volvo Cars decidió no invertir más en coches eléctricos o híbridos. Por aquel entonces, en el sector del automóvil, el tema candente era el rendimiento en lugar de del consumo de combustible o la sostenibilidad.

El coche de empresa Volvo C30
Volvo Cars siguió experimentando. En 2001, la solución ISG se presentó como un generador de arranque integrado que cargaba una batería de 42 voltios. Fue una de las precursoras de los híbridos actuales. En 2011 fuimos testigos de la introducción del siguiente capítulo, cuando se desarrolló una serie más pequeña de Volvos C30 eléctricos puros, financiada en parte por la Energimyndigheten (el organismo regulador eléctrico) para conductores de coches de empresa de sociedades mercantiles y organismos públicos. Los coches se cargaban desde una toma de corriente normal, y su autonomía era de unos 150 kilómetros.

«El Volvo C30 eléctrico demuestra que teníamos una estrategia clara de electrificación hace más de diez años», explica Hans. «Los coches ya generaban interés, pero todavía no era el momento. El debate general giraba en torno a los coches de gasolina y etanol más respetuosos con el medio ambiente, a los motores diésel con bajas emisiones de dióxido de carbono y a los motores de gasolina moderadamente reducidos.

«Cualquiera que haya conducido un C30 eléctrico sabe lo buen coche que es», prosigue Hans. «Sencillo, rápido y con soluciones prácticas para calefactar el interior. El C30 electrico fue tan famoso que desarrollamos otra serie unos años más tarde. Incluso en la actualidad, estos coches se siguen viendo habitualmente en el aparcamiento del personal en Volvo Torslanda».

Los coches eléctricos como parte de la solución
Hans vuelve a ponerse frente al Elbil 1976. El proyecto se desarrolló después de la Conferencia de Protección del Medio Ambiente de la ONU en 1972, durante la cual el gerente de Volvo Cars en ese momento, Pehr G Gyllenhammar, pronunció estas famosas palabras: «Como fabricantes de coches, somos parte del problema y, por lo tanto, debemos ser parte de la solución».

«¿A quién no le gusta un coche eléctrico compacto y elegante para la ciudad a día de hoy?», pregunta Hans. «Actualmente, los compradores de coches de todo el mundo buscan vehículos fabricados y cargados de forma sostenible. En otras palabras, ha llegado el momento del Elbil 1976. La visión de Volvo Cars sobre la producción sostenible de vehículos seguros en la que se priorice siempre a las personas nunca ha resultado más relevante.

Por eso nunca ha resultado tan emocionante como hoy trabajar con la historia (y el futuro) de Volvo Cars».

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